“El estudio es muy importante en la vida”, “debemos ayudar a los demás, cuando lo necesitan”, “tienes que ser fuerte y poder hacer las cosas por ti misma”, “eso de deprimirse es para débiles, y la cama no cura a nadie”, estos y muchas otras ideas limitantes, creencias, paradigmas, las aprendí en mi hogar cuando estaba creciendo. 

Las escuché de boca de mis padres, maestros, vecinos y hasta amigos. Todos bien intencionados, y como verás, algunas de estas creencias me han servido para salir adelante en la vida, para tener paz y disfrutar; pero otras, me han limitado mucho. 

¿Cuáles son tus creencias? ¿Cuáles de esas ideas que tienes te limitan y cuáles te impulsan? ¿Te has detenido un momento a analizarlo? ¿Has revisado tus resultados y te has cuestionado, cuáles de tus creencias te están paralizando, o dificultando el camino?

“No soy lo suficientemente buena”, “eso es muy difícil”, “eso es para gente inteligente y yo no lo soy”, “yo lo sé todo”, “la gente a mi alrededor parece tonta o soy tonta”, “el dinero se esfuma y es difícil de conseguir”, son algunas de las frases que se escuchan a menudo, y se dicen automáticamente, sin darnos cuenta el impacto que tiene sobre nuestras acciones y resultados. 

Muchas de estas creencias no reflejan la realidad de la vida o sobre nosotros mismos, sin embargo, la constante repetición facilita que las integremos y las aceptemos como verdaderas. 

¿De dónde vienen estas ideas? Muchas de ellas se han pasado de generación en generación; y nunca las cuestionamos. El ambiente en el cual crecemos tiene una gran influencia en nuestros paradigmas y creencias, tanto aquellas que nos sirven, como las que nos limitan y se convierten en obstáculos en nuestras vidas, en muchos casos, sin darnos cuenta de ello. 

Todas estas ideas aparecen en forma automática cuando vamos a tomar decisiones. Por ejemplo, acabas de tener un revés financiero, es posible que te digas, “yo ya sabía que algo malo iba a pasar, pues tengo mala suerte”, “el dinero solo trae problemas”, “es cierto que no se puede confiar en la gente”, “tanta belleza no podía ser cierta”, y por sesgo de confirmación, simplemente vas a reforzar tu creencia, por falsa que sea. 

Una de mis creencias limitantes era que era una persona poco creativa y que se me dificultaba escribir. Ahora bien, una de mis metas era escribir un libro, pero no sabía como iba a hacerlo, pues sentía que no era suficientemente buena (ahí había otra creencia limitante) para transmitir mis ideas. 

Cuando mi socia y yo decidimos que íbamos a escribir un libro, pasé varios días congelada. No se me ocurría ninguna idea, me sentaba a escribir y empezaba y terminaba con el papel en blanco. Mi amiga ya tenía adelantado una buena parte del libro, y yo seguía incapaz de arrancar. 

Finalmente, ella me hizo caer en la cuenta de que yo era muy buena para hablar, explicar los temas y contar historias, así que me sugirió grabar las ideas para el libro y luego conseguir quien las transcribiera. Así lo hicimos, y muy pronto publicamos nuestro primer libro “Ideas para seguir Avante”.

Sin embargo, la creencia de no ser suficientemente buena, estaba tan arraigada en mí, qué seguía dudando de mí misma. Usando el tapping fui logrando, poco a poco, cambiar esa idea limitante y un tiempo después publicamos un segundo libro: “El desafío de cambiar tu vida”.

Lo interesante es que una excompañera de colegio, cuando se enteró de que había publicado un libro, me dijo, “¡era de esperarse, tú siempre fuiste muy buena para escribir!”

¿En qué momento adquirí esa creencia limitante sobre mí y mis habilidades? No lo sé. En algún momento de mi vida, algo sucedió que me llevo a sacar esa conclusión, o alguien en posición de autoridad o en quien yo confiaba, me lo dijo y le creí.

Afortunadamente, con el tapping he logrado cambiar algunas ideas limitantes, aun sin saber cuando y donde se originaron. En ocasiones sabemos la respuesta a estas preguntas, pero no siempre. 

Antes se pensaba que todas estas ideas se adquirían en la niñez, hasta la edad de los 7 años; pero en realidad, seguimos asimilando creencias, aun en la adolescencia.

Existen diferentes técnicas para cambiar ideas limitantes, el primer paso es identificarlas y luego tomar la decisión de que quieres hacer con ella. 

Solo porque los demás digan que es una idea limitante, no la convierte en eso. Es importante que te preguntes, 

• ¿Esta creencia me ayuda a avanzar hacia mis metas, y me da paz? Por ejemplo, alguien te dice, “eres muy escandalosa, te ríes muy duro”. El reírte alto no significa que eres escandalosa, y que tienes que dejar de reírte como te gusta.

Solo cuestiónate, 

• ¿cómo me siento cuando me rio de esa forma?
•  ¿Estoy lastimando a alguien? 
• ¿Es mi risa en verdad escandalosa, o quien me lo dice prefiere reírse en silencio?

Puede ser que a algunas personas les funcione ser callada, reírse bajito, pero no a ti. O, puede suceder que no te habías dado cuenta de que tu risa es demasiado alta. 

Algunas personas me han dicho que soy demasiado confiada, y que eso es peligroso. Creer que el mundo es amigable y bueno, es una de esas creencias que no quiero cambiar, pues me sirve para avanzar y me ayuda a sentirme confiada y en paz. 

Sin embargo, no critico a quienes piensan que el mundo es peligroso, y que hay que cuidarse. Conozco personas a las cuales esta creencia les ha facilitado la vida, y los ha protegido de situaciones difíciles. ¿Quién soy yo para decirles que mi creencia es mejor que la de ellos?

Mi técnica favorita para modificar ideas limitantes, es el Tapping o EFT (Emotional Freedom Technique), pues es fácil, sencilla y muy efectiva. Además, puede ser divertida, y me encanta la diversión. Si no conoces la técnica, te invito a visitar mi canal de YouTube. 

Y como no hay nada mejor que la prevención, si tienes hijos (sobrinos, nietos, alumnos, amigos, etc.), sé cuidadosa con las ideas que les trasmites; es muy probable que crean lo que les dices sobre ellos mismos, sobre la vida, sobre el mundo en general. ¿Qué huella quieres dejar en su mente? ¿Qué influencia quieres tener en sus vidas?