La Violencia se ve en cada momento: se golpea a los hijos para enseñarles a no golpear, y se les grita para que aprendan a no gritar, ignorando el hecho que los niños copian los comportamientos de los adultos. La violencia empieza en casa y se extiende fuera de sus muros, llevándose a las escuelas, las calles, las empresas, etc., permeando toda la sociedad.
Las Raíces de la Violencia: La Importancia de la Prevención desde la Infancia
La violencia en los hogares puede manifestarse de diversas maneras, ya sea de forma física, emocional, económica o psicológica. Se manifiesta a través de gritos, golpes, insultos o, de manera más sutil, mediante frases que socavan la autoconfianza y la seguridad personal.
Frases como “Eres como tontica,” “Si no fuese por mí, no sé qué sería de ti,” o “Tan despistada, desorganizada, olvidadiza, etc.,” parecen inofensivas, pero repetidas una y otra vez tienen un impacto emocional perjudicial en el individuo.
La violencia no discrimina por edad, etnicidad, creencias religiosas, estatus social, género, orientación sexual ni nivel educativo; es un problema que afecta a cualquier nivel. Recientemente, conversaba con Leticia, una profesional de unos 45 años, quien se dio cuenta recientemente de que había estado en una relación de violencia emocional y psicológica durante más de 35 años. Su ex pareja exhibía comportamientos narcisistas y durante mucho tiempo le repitió lo mismo que ella había escuchado en su casa por parte de sus padres.
Se habla con frecuencia del acoso en las escuelas y en los lugares de trabajo, y se proponen leyes para proteger a las víctimas y penalizar a los agresores, lo cual es un paso importante. Sin embargo, es crucial buscar soluciones que aborden las causas fundamentales del problema y trabajar activamente en la promoción de la NO VIOLENCIA desde el hogar.
La salud mental debe convertirse en una prioridad en todos los programas educativos dirigidos a cuidadores de niños, profesionales de la salud y en las escuelas de todos los niveles.
Fomentando la Gestión Saludable de Emociones y Estrés para Prevenir la Violencia
Aprender a manejar de manera adecuada las emociones y el estrés facilita la comunicación asertiva y previene la violencia. El estrés y las emociones forman parte integral de la vida y no deben ser considerados como enemigos. Cumplen una función vital en la existencia humana, ayudándonos a obtener información sobre nuestro entorno y nosotros mismos, orientándonos en la toma de decisiones y resolución de problemas. Además, son una forma de expresión valiosa y útil para regular nuestras relaciones con otros individuos.
Quizás sea el momento de cambiar la retórica y dejar de culpar al estrés por todo lo negativo en el mundo. Es esencial enseñar a los niños (y también a los adultos) a aceptar y expresar sus emociones de manera saludable para prevenir la violencia. En lugar de decirle a un niño, “No te enfades por algo tan insignificante, deja de ser un gruñón, sonríe, no llores por tonterías,” podríamos animarlos a nombrar sus emociones, escucharlos y, con nuestro ejemplo, guiarlos para que, en lugar de temer o negar lo que sienten, sean capaces de verbalizarlo y manifestarlo de manera saludable.
Decir NO a la violencia comienza con cada uno de nosotros. Debemos involucrarnos activamente en programas de salud mental, buscar ayuda, ser honestos con nosotros mismos y, si nos encontramos en una situación en la que somos víctimas o agresores, buscar apoyo profesional. La meditación, el yoga, la respiración consciente y el EFT/Tapping son herramientas excelentes para lograrlo. Te proporciono un enlace sobre la técnica de EFT/Tapping; los resultados de su uso pueden sorprenderte positivamente.
“Un mundo en paz es posible”
Comienza aquí y ahora. La pregunta que surge es: ¿Qué acciones puedo tomar ahora para contribuir a la paz? ¿Cómo puedo empezar hoy a aportar mi granito de arena en pro de la NO VIOLENCIA? Recuerda que somos seres sociales, nuestras acciones influyen en otros, al igual que las acciones de los demás tienen un impacto en tu vida. Es responsabilidad de cada uno de nosotros contribuir a mejorar el sistema social, de tal manera que cada individuo en esta sociedad tenga la posibilidad de vivir en paz en medio del caos.
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