Trabajo infantil: ¿abuso o fortalecedor del desarrollo? 

Cuando se habla sobre el trabajo infantil, con frecuencia hay gente que pone el grito en el cielo: “Ahora todo es maltrato infantil”, “yo trabajé cuando estaba pequeña y no me traumaticé”, “por eso ahora los muchachos son perezosos, pues los padres no pueden ponerlos a trabajar, pues los acusan de maltrato infantil”, son algunas de las preocupaciones expuestas.

Así que empecemos aclarando el término “trabajo infantil”, el cual hace referencia a aquel trabajo que impide que los niños disfruten su niñez, que pone en peligro su desarrollo emocional y físico, que va en contra de su dignidad y que limita su potencial e interfiere con su educación escolar.

Entonces, mi querido lector, si tienes hijos (nietos, sobrinos, etc.) que colaboran con los deberes de la casa, ayudan en labores de negocio familiar, o trabajan después de la escuela o en vacaciones para ganar algún dinero, no hay de que preocuparse. Por el contrario, está demostrado que esto ayuda al desarrollo del niño enseñándole responsabilidad, aprecio y respeto por el trabajo; y estas labores son beneficiosas para su desarrollo y la salud familiar, les provee experiencias que le van a servir para convertirse en miembros productivos de la sociedad cuando sean adultos.

¿Pueden algunas de estas labores entrar en la clasificación de trabajo infantil?

Según la UNICEF, todo depende de la edad del niño o niña, el tipo de trabajo en cuestión, las condiciones en que se realiza y la intensidad horaria, su interferencia o no en la escolaridad; el estrés físico, emocional y social a que está sometido el menor con la labor a realizar, y el salario, determinan si una actividad específica es o no clasificada como trabajo infantil. Hay que tener en cuenta también que es diferente en cada país, y por eso es necesario conocer las leyes específicas que regulan el trabajo infantil en una zona determinada.

La realidad diaria para más de 152 millones de niños, muchos de ellos analfabetos, es el trabajo infantil, según la Organización Internacional del Trabajo (OTI). Si tuvieses la visión de Superman, los podrías ver a través de los muros de fábricas o como sirvientes domésticas; en las plantaciones de café, cacao, maíz, arroz, alejados de la vista pública y en muchas ocasiones en condiciones infrahumanas, violando los Derechos del Niño aprobados por la ONU, entre ellos, su derecho a crecer y desarrollarse en buena salud, a recibir una educación que le permita desarrollar sus aptitudes, a jugar y a ser protegido del abandono, crueldad y explotación.

Es un tema complejo, y vale la pena analizar algunas de las causas, para poder buscar soluciones.

1. Condiciones de pobreza. Muchas familias pobres no podrían subsistir sin el trabajo de cada miembro de la familia, sin importar la edad. Esto pone en riesgo la vida de muchos menores de edad, como por ejemplo, la República Democrática del Congo, donde son explotados en las minas.

Si no se permitiera el trabajo de los niños, se pondría en aprietos la economía, no solo de la familia, sino de zonas enteras.

Otro aspecto importante es el cultural. En algunos ámbitos el trabajo infantil es aceptado y visto con buenos ojos, como en la agricultura, donde es una de las maneras en que se transmiten conocimientos y el orgullo del campo. Hay quienes ven este factor cultural como un obstáculo para acabar con el trabajo infantil, mientras otros lo ven como algo positivo en el desarrollo del individuo. ¿Tú que opinas?

No ignoremos el hecho que el trabajo infantil es también, en las sociedades actuales, una coyuntura del sistema productivo, y de la expansión de la economía de mercado. A muchas empresas les interesa la mano de obra infantil (así como la mano de obra del inmigrante indocumentado), pues pueden pagar menos, ignorar beneficios laborales, manipular y coaccionar fácilmente al trabajador.

Ante la realidad de esta situación, expertos tanto de ONG, y OIT, se conformarían con que se tuviese en cuenta tres aspectos:

  • Que no interfiera con la escuela
  • Que haya seguridad e higiene en el trabajo
  • Que no sean explotados

¿En beneficio de la economía y el llamado “progreso”, crees que es justo que millones de niños no tengan la oportunidad de ser niños? ¿De quién es la responsabilidad? ¿Solo del gobierno y las empresas, o también de cada uno de nosotros como consumidores? ¿Cuál es tu sentir en esto?

2. Los niños solos. En zonas de conflictos bélicos y de mucha pobreza, muchos niños quedan huérfanos o se pierden en el caos de la huida, viéndose obligados a trabajar para subsistir. Con frecuencia, estos niños son víctimas de tráfico sexual, trabajos forzados y son reclutados para la guerra. Solo en la emergencia de Sudán del Sur, el 63% de la población refugiada está compuesta por menores de 18 años; de ellos, se estima que más de 75.000 están solos.(Nova Melle, 2008)

3. Falta de acceso a educación. Una forma de asegurarnos que los niños tienen mejores oportunidades en el futuro y pueden disfrutar la niñez, es dándoles acceso a la educación, pero la realidad de millones de ellos es otra. La falta de educación los hace víctimas de trabajo infantil. Según datos de ACNUR, solo el 61% de los niños refugiados están escolarizados en primaria, frente al 91% de la media mundial.(Nova Melle, 2008)

4.  Tráfico de menores de edad. Este es un inmenso negocio con redes criminales organizadas, que aprovechan la situación de pobreza e ignorancia, forzando a estos a trabajar en fábricas e industrias, en prostitución, en el campo, minerías. Por eso, cuando compres algo, asegúrate que no han usado niños esclavos en alguna parte del proceso de producción o comercialización del producto. 

Detente un momento e imagina estos niños que en lugar de jugar, tener un lugar seguro y protegido para desarrollarse, viven día a día siendo abusados, sometidos a altos niveles de estrés y demandas físicas y psicológicas para su edad, en ambientes laborales violentos, largas horas laborales, sin posibilidad de ir a la escuela, sin el apoyo adecuado de un adulto y, por tanto, con mínimas posibilidades de un desarrollo psico-motor-social apropiado. Las consecuencias son nefastas tanto en su salud física, pues desarrollan enfermedades crónicas, sufren de desnutrición, heridas con maquinarias pesadas; y para su salud emocional, sufriendo de ansiedad, desesperanza, depresión.

Y ahí tenemos el problema, ¿ahora que hacer? ¿Cómo individuos, tenemos alguna responsabilidad? Es fácil mirar el problema desde nuestro privilegio e ignorarlo. Repito la pregunta, ¿tenemos alguna responsabilidad? ¿Podemos hacer algo? Y como empresarios, ¿qué responsabilidad tenemos en el asunto?

Es hora de enfocarnos en posibles soluciones. Te comparto algunas ideas y planteo algunas preguntas que nos pueden guiar en este proceso.

1. Para comenzar es importante hacer consciencia de la desigualdad que existe y no culpar al individuo únicamente de su situación. Con el boom del desarrollo personal, se ha vuelto costumbre culpar a los pobres de su situación, usando como ejemplo, a los pocos que han logrado salir de su situación de pobreza por esfuerzo propio, y con frecuencia enfatizando que lo hicieron solitos (lo cual es un mito, pues si leemos con cuidado la historia de aquellos que han superado la pobreza, siempre hay alguien que sirvió de catalítico para el cambio). Como sociedad tenemos una responsabilidad, pues está comprobado que el ambiente ejerce una influencia alta en el desarrollo del individuo.

2. Como individuos es relevante involucrarnos en política, teniendo en cuenta que la falta de políticas públicas alrededor del trabajo infantil, en muchos países, deja más desprotegido a los niños. Con frecuencia escucho a la gente decir, “yo no me involucro en política”, ignorando el hecho de que la política se involucra en cada aspecto de nuestras vidas. Muchos gobiernos le dan más prioridad a las grandes empresas y sus ganancias, que a los niños.

3. ¿Qué programas de protección a la familia podríamos crear, o en cuáles valdría la pena participar? Tengamos en cuenta que, en muchos casos, es esto lo que causa la tragedia del trabajo infantil.

4. La diversidad cultural en la educación es crucial, por ejemplo, en países industrializados, el mayor porcentaje de labor infantil es entre inmigrantes.

5. ¿Cómo conseguir que todos los niños tengan la oportunidad de una educación gratuita y de buena calidad? Este es un reto y un aspecto clave de la solución del trabajo infantil. Haciendo la educación obligatoria es un paso, aunque no soluciona el problema de fondo.

6. ¿Cómo promover la igualdad de géneros, de tal forma que las niñas en todo el mundo, tengan también oportunidades de escolarización? Si consideramos que a más niñas con educación, menos mortalidad infantil, mayor la edad a la cual se casan y menor número de hijos, deducimos que vale la pena trabajar en esta área.

7. Es buena idea sancionar estrictamente a aquellos que emplean niños para sus trabajos, para lo cual se requiere acabar con la corrupción, y elegir gobernantes que en realidad se interesen por el bienestar de los menores de edad.

8. Cuándo compras un producto ¿te fijas solo en el precio, o eres comprador consciente y averiguas, por ejemplo, si la ventaja en el precio está relacionada con el uso de trabajo infantil en alguna parte del proceso de elaboración o comercialización del producto? Como consumidores, asegurarse de no promocionar aquellos negocios que usan la mano de obra infantil es una forma de ser parte de la solución.

9. Como empresa, si empleas menores de edad, asegúrate de que cumples todas las regulaciones legales y morales.

10. Romper el círculo de pobreza es importante. En Phoenix existe una organización sin ánimo de lucro: Live & Learn, que está ayudando a muchas mujeres a romper este círculo de pobreza a través de la educación y oportunidades de trabajo. Necesitamos más organizaciones de este tipo. 

Resumiendo, el trabajo infantil es un problema complejo, y tenemos responsabilidad tanto como individuos como empresarios. ¿Qué acciones vas a tomar para ayudar en la solución? O crees, que no es tu problema. ¿Piensas que es una situación triste con soluciones fuera de tu alcance?

Te invito a reflexionarlo dos veces, y porque no, ser parte de la solución

Clara Stella Arenas

Escritora del Newsletter #Miércolesdecrecimiento, Máster en EFT Tapping y coautora de los libros: Ideas para seguir Avante y El desafío de cambiar tu vida.

Fundadora | Autora del Newsletter de PAZENCAOS