Otra preocupación más, mis estudiantes, que terminan convirtiéndose en mis hijos, por lo que me duelen sus necesidades, sus carencias.

“Pensar en que muchos de ellos no tienen los medios para estudiar, no tienen computador, ni acceso a internet, algunos ni siquiera tienen comida en su mesa, me entristece mucho”. Me comentaba una maestra a la que le pregunté cuál era su mayor inquietud en estos momentos.

Entiendo tu pesar, pero si no mantienes tu tranquilidad y tu fortaleza de ninguna manera podrás ayudarlos, “ninguna cantidad de angustia es suficiente para resolver la situación”. 

Si bien no tienes control de lo que pasa afuera, si puedes controlar la manera como te enfrentas  a ello y precisamente en este momento es lo mejor que puedes hacer, tomar las riendas de tus emociones para ver posibilidades donde otros solo ven dificultades.

Probablemente no puedas solucionarles los problemas a todos tus alumnos, pero si puedes ayudar por lo menos a unos pocos. Podrías  iniciar alguna campaña para conseguir computadores usados entre tus amigos, o para conseguir algunos mercados, incluso puedes usar las redes sociales para lograr tus objetivos. Ahí afuera hay personas dispuestas a ayudar, personas que tienen lo que tú necesitas para subsanar las necesidades de por lo menos algunos de tus estudiantes.

Conviértete en  parte de la solución y no del problema.

Con la meditación de hoy podrás tranquilizarte y abrir tu mente a buenas ideas nuevas.

TAREA DE HOY

¿Se te ha ocurrido alguna idea para ayudar a esos alumnos que tienen necesidades?