Es mi primer hijo, ¿y ahora?

Tenía 27 años cuando tuve a mi primera hija y afortunadamente para mí, tenía a mis padres cerca.

Recuerdo un día especial en el que la niña lloraba y lloraba; ya le había dado de comer, estaba limpia y bien envuelta en sus cobijas, por lo que no sabía que más hacer. Mi madre entró en el cuarto y ante mi desconcierto, le quitó las cobijas y el bebé dejó de llorar.

“La estás cocinando con tantas cobijas”, dijo mi madre. No puedes imaginar lo grande que fue mi sorpresa, pues yo estaba muerta de frío y pensé que la nena también.

Entonces, para empezar, recuerda que vas a cometer errores, es parte del proceso de aprendizaje. No vas a ser la mamá o el papa perfecto, pues no existen.

¿No te parece interesante que vamos a la escuela (incluyendo la Universidad) por años para aprender una profesión, pero muy pocas personas toman clases de “crianza de niños” antes de tenerlos?

Creo que todo aquel que quiera ser padre se beneficia de aprender sobre el desarrollo psicomotor del ser humano, la ciencia del bienestar y el manejo de las emociones, pues esto los coloca en mejor posición para la labor tan hermosa de educar otro ser humano.

No existe una fórmula perfecta o única para educar, siempre quedarán algunas (o muchas) dudas, sin embargo, el conocimiento puede ayudarte a dar lo mejor de ti, mientras disfrutas el proceso de ser madre.

Podemos también aprender de los errores de los demás, así que vamos a hablar de algunas de las equivocaciones más frecuentes. ¿Lista?

1. Querer controlarlo todo, volviéndose así muy rígidos.

El miedo a hacer algo “mal”, nos lleva a ser muy estrictos con cada aspecto de la crianza del primer hijo. He conocido padres que establecen horarios estrictos, por ejemplo, de alimentación para el bebe y los despiertan si es necesario para que se cumpla ese horario.

Durante el embarazo, muchos padres dedican bastante tiempo a hablar y soñar con las situaciones perfectas e ideales, como si fuese una novela de hadas, para luego enfrentarse a la realidad de la vida; no es posible controlarlo todo, pues la vida (y los niños) está llena de sorpresas y cada niño es diferente. Lo que funciona para una familia, no funciona para todas.

Relájate, disfruta, sé flexible, prepárate para los cambios

Uno de mis planes era darle leche materna a la niña por mucho tiempo y compré todo lo necesario para extraer a leche y dejarle sus biberones cuando empecé a trabajar. Mi hija tenía otro plan. Rehusó completamente el biberón, y no hubo poder humano que la obligara a aceptarlo. Como mi cuñada estaba amamantando a su bebe, mi madre llevó a mi hija para que aprovechara la situación.

Además, empezamos a darle en vaso a muy temprana edad, y eso si lo aceptó.

2. Escuchar y querer implementar los consejos de todo el mundo sobre la crianza de tu hijo.

Nadie tiene la fórmula correcta, pues no existe.

“Yo crie 6 hijos y todos me salieron bien”, “estás malcriando a ese pelao”, “eres muy blanda (o muy dura) con el niño”, etc., son frases dichas con buenas intenciones.

Sé amable, pero desde el principio establece límites y recuerda que cada niño y cada familia son distintas. Esto no quiere decir que tomes una actitud prepotente y no escuches a nadie; sin embargo, no permitas que otros (usualmente, familia cercana) impongan su punto de vista en la crianza de tu hijo. Edúcate sobre el tema y decide.

3. Creer que puedes hacerlo sola.

Es necesario tener ayuda profesional, así que busca con anticipación un pediatra, una asesora de lactancia o una enfermera y un psicólogo infantil. Estos profesionales pueden orientarte en el proceso de crianza. Toma el tiempo para entrevistarlos y escoger aquellos con los que te sientas cómoda.

Apóyate también en tu familia (si sientes que pueden ser buen apoyo, pues en ocasiones, no lo son), y amigos.

4. Olvidarte de ti y de tu cuidado personal.

No es extraño ver madres agotadas, y abrumadas, pues el 100% del tiempo es para el bebe y se sienten culpables si se dedican algunos minutos.

Tu salud mental y física son importantes, pues van a influir en como tratas a tu hijo. Es más fácil irritarse y perder el control cuando no has dormido o comido bien. Cuídate para que puedas cuidar a tu hijo.

Recuerda evitar el error del punto 3.

5. Enfocarte solo en el bebe y olvidar tu vida de pareja.

Todo cambia cuando llega esa personita que necesita de mucha atención, tiempo y cuidados, y si no se es consciente de esto, la relación de pareja puede empezar a deteriorarse. Asegúrate de seguir cultivando tu relación, de dedicar tiempo a fortalecer el amor y la comprensión.

Esta es una de las razones por las cuales es fundamental tener apoyo. Muchas madres primerizas temen dejar el bebe unas horas con otra persona, sin embargo, esto puede ayudarte a mantener la sanidad mental y tu relación de pareja.

IMPORTANTE: el padre también tiene responsabilidades en la crianza del bebe, permítele que haga su parte. Algunas mujeres creen que el hombre no tiene las habilidades necesarias para cuidar a un niño y esto es un mito.

La distribución de las responsabilidades del hogar debe ser equitativa, así ninguno de los dos se va a agotar en el proceso.

6. Esperar que tu hijo sea como tu sobrino o como el hijo de la vecina.

Estas expectativas pueden causar mucho estrés y son dañinas para tu salud mental.

Una cliente me decía angustiada, “no entiendo por qué mi hijo no es como mi sobrino, quien es tranquilo y obediente. Mi hijo parece un terremoto”.

Cada niño es diferente, al igual que cada madre lo es. Edúcate y confía en tus habilidades y tu capacidad de analizar y tomar decisiones.

Oh, ese terremoto se convirtió en un joven maravilloso, inteligente, cariñoso y muy exitoso. ¡Todavía es un terremoto!

7. Dejarlo todo a la intuición y a la improvisación.

No me canso de insistir en la importancia de educarnos para ser padres. Hoy en día hay muchas clases al respecto. Por supuesto que hay situaciones imprevistas; sin embargo, hay muchos aspectos del crecimiento y la educación de los niños que han sido investigadas científicamente y hoy en día tenemos mucha información al respecto.

Como existen también diferentes líneas filosóficas y psicológicas sobre el tema, edúcate y luego, junto con tu pareja, decide que tipo de padres quieren ser. 

8. Creer que puedes controlar a tu hijo, pues es pequeño.

Hay tres áreas importantes que pueden convertirse fácilmente en una lucha campal, donde no tienes ni posibilidades de ganar.

a. La comida. Muchos padres intentan obligar a sus hijos a comer a determinadas horas y ciertas comidas y se enfrentan a un muro sólido, imposible de mover.

— “Es hora de comer”, grita la madre

— “Pero no tengo hambre”, responde el pequeñín

— “Como no vas a tener hambre, mira la hora que es”, dice ella.

Los niños saben muy bien autorregularse, el ser pequeños no les quita la habilidad de saber cuando tienen hambre y cuando no.

Crea un ambiente adecuado para que disfruten la comida y usa tu ingenio para crear platos llamativos. Da buen ejemplo en cuanto a hábitos alimenticios (bueno, esto cuenta para todos los hábitos, pues ellos aprenden observando) y así todo será más fácil; no esperes que tu hijo coma saludable, si cuando abre el refrigerador lo encuentra lleno de comida basura.

b. El sueño. ¿Has intentado alguna vez obligar a una persona a dormir? A menos que lo mediques, no es factible.

Sucede lo mismo con el niño. Genera las condiciones para que desarrollen buenos hábitos de sueño, pero evita las peleas y recuerda que, porque tú tengas sueño, no significa que él también lo tenga.

En mi experiencia personal, mis hijos aprendieron a dormir con ruido y con luz, lo cual es útil, pues ahora que son adultos y viajan, no tienen problemas para descansar en cualquier sitio.

Recuerda que educamos hijos para la vida, para que un día vuelen.

c. Control de esfínteres. He conocido muchas madres que se desesperan porque sus niños no tienen control de esfínteres a la edad, que ellas creen que deben hacerlo y convierten el entrenamiento en esta área en una batalla sin fin.

¿Como obligar al niño a que vaya al baño? Ten paciencia y enséñale con el ejemplo. La mayoría de niños empiezan a usar el baño por si solos, sin problemas.

Ante todo, no cometas el error de no disfrutar el proceso. Tener un hijo y darse a la tarea de educarlo es un reto, una aventura, una experiencia que puede ser maravillosa. Digo “puede ser”, porque también la podemos convertir en un infierno, lo cual no es necesario ni da buenos resultados.

Edúcate, confía en ti y hazlo en equipo con tu pareja y las personas cercanas a ti. Es posible ser madre por primera vez en paz en medio del caos.


Pese a que cometer alguno de los anteriores errores puede asustar, sin dudas, el fallo más grande en el que pueden caer los padres primerizos es no disfrutar la experiencia por preocuparse en exceso.

No permitas que la incertidumbre o el temor empañen tus primeros meses o años junto a tu hijo.

Si encuentras dificultades para gestionar las emociones derivadas de tu nueva situación, no dudes en buscar ayuda profesional.

Clara Stella Arenas

Escritora del Newsletter #Miércolesdecrecimiento, Máster en EFT Tapping y coautora de los libros: Ideas para seguir Avante y El desafío de cambiar tu vida.

Fundadora | Autora del Newsletter de PAZENCAOS